El otoño es cambio y el cambio está íntimamente relacionado con el Feng Shui
¡¡Aprender a soltarse!! CAMBIO
El CAMBIO y el VACÍO.
Continuamente en Feng Shui hablo del vacío, de dejar atrás todo aquello que no necesitas a nivel físico, de deshacerte de todas las cosas que no usas, de tirar todo lo que tengas roto o estropeado; deja los armarios y los cajones medio llenos. Al hacerlo a nivel físico lo harás también a nivel emocional.
Deja espacio para recibir lo nuevo
Muchas veces te he dicho que Feng Shui es adaptarse a las Leyes de la vida; de la naturaleza. Aquí tienes la prueba la naturaleza ENSEÑA.
Las hojas no caen; se sueltan
Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja
Ahora sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae”, sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.
Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento.
Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profunda sabiduría…, la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al cavío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación.
La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una hoja.
La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un increíble canto de libertad y supone una interpelación constante y contundente para todos y cada uno de los arboles humanos que somos nosotros.
Cada hoja que se desata queda unida invisible y sutilmente a la brisa de su propia entrega y libertad.
Con este gesto la hoja realiza su más impresionan movimiento de creatividad ya que con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera.
Reconozco y confieso públicamente ante este público de hojas moviéndose al copas del aire de la mañana que soy un árbol, al que le cuesta soltar muchas de sus hojas.
Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote.
Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perenes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados, con este entorno ya conocido.
Quiero, es este tiempo sumarme a esa sabiduría, generosidad y belleza de las hojas que “se dejan caer”.
Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación.
Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia consciencia y libertad, el desprenderse de la rama es menos doloroso y más hermoso.
Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor.
Las hojas no caen, se desprenden.
José Maria toro
Extradio del libro
“La sabiduría”
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